El cometa - Rufino García Álvarez





Salí al jardín, la noche era perfecta. Estaba totalmente despejado y había luna nueva. Monté el telescopio y enfoqué hacia la constelación de Cáncer. Según había leído en Internet, el cometa sería visible justo al lado de la estrella Epsilon Cancri. Sería fácil de localizar, pertenecía al cúmulo abierto Messier 44, vulgarmente conocido como “El pesebre”.

Estaba muy excitado, iba a ser el primero del grupo de astronomía en tener una foto del cometa. Para eso me había comprado las lentes de Barlow, que me han costado una pasta y un buen adaptador para la cámara. Abrí el maletín y encontré mi propia nota: “si estás usando estas lentes es que hoy es 19 de julio, luna nueva, y te has olvidado”.

¡Joder!, era la fecha de nuestro aniversario y se me había pasado por completo. Fui corriendo al invernadero, corté, con cierta pena, la orquídea más hermosa que tenía y entré en casa.

¿Pero esa no es la orquídea que vas a presentar al concurso?”, dijo mi mujer entre sorprendida y halagada. “Si, pero ya gané el primer premio cuando te conocí. Feliz aniversario mi amor”, le dije antes de darle un beso.

La estrategia funcionó. Puso la flor en un jarrón y me arrastró a la cama. A las 2:30 se durmió exhausta y complacida. Yo me deslicé sigilosamente, me abrigué y salí al jardín. ¡Cómo iba a presumir al día siguiente!, las fotos me habían quedado perfectas. Lástima de concurso.






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