Realmente
era feliz, ni indirectas, ni directas, ni humor sarcástico, ni
siquiera chascarrillos. No se enteraba de nada, en cambio era un
hombre precavido. Vivía aprovisionando latas de comida en un viejo
almacén, propiedad de su familia. Bajo él había construido un
bunker. Estaba convencido de que la tercera guerra mundial no
tardaría en comenzar.
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