Cosas de la historia - Marga Pérez

                                            




-Buenos días. Saludó protocolariamente el abogado sentándose a la mesa.
-Les he convocado hoy aquí en nombre de Alexia para proceder a la lectura de este escrito. Ella personalmente me lo entregó para que se lo leyese después de su muerte y así pudieran ustedes actuar en consecuencia, siempre asesorados por mi.
Sus padres se miraron extrañados e intrigados sin saber qué decir.
El abogado, sabiéndose el centro de sus miradas, rasgó con el cortaplumas de plata que adornaba el escritorio un sobre lacrado. La letra picuda y nerviosa de Alexia irrumpió en su interior con dolor.
-Entonces procedo. Y empezó a leer con voz engolada: "Queridos padres: Me encuentro escribiendo ésto antes de irme. Estoy muerta de miedo. He sido, sin quererlo, testigo de algo muy fuerte. Temo que me quiten del medio . Perdonar que haya desaparecido sin deciros nada. No quiero implicaros en algo que os puede perjudicar. Pero si estais leyendo ésto es porque ya sucedió. Sacarlo a la luz pública. Hacerme justicia. Que se sepa quien ha sido.
Estaréis preguntandoos qué es todo ésto.Si, empezaré por el principio: Hace tiempo que no hablamos pero hubiese sido igual porque no os habría contado nada de mi vida. Ahora estoy arrepentida de éllo. Se que os puse lejos y estoy pagando las consecuencias de mi error. No os dije que estudié alta cocina en el Basque Culinary Center de San Sebastián. Bien sabéis que era mi ilusión pero vosotros teniáis para mi otros planes...No os dije que saqué las mejores notas de mi promoción. Obtuve así el reconocimiento y el apoyo de mis profesores.Permitirme que alardee de ello. Nunca más lo voy a poder hacer. Tampoco os dije que hace un mes ellos dieron mi nombre al jefe de la Casa Real para entrar como aprendiz de cocinera en el Palacio de la Zarzuela. Si. Ya lo sé. Una responsabilidad inmensa, pero el reto me volvió loca de alegría. El primer día fue terrible. Estaba tan nerviosa que no daba pie con bola. Todo se me caía de las manos: Rompí una taza, derramé champú en el almacén... Antonio, mi jefe directo y jefe de cocina vivió con tranquilidad mis meteduras de pata. Quería ayudarme. Luego supe que a él le había sucedido lo mismo en su primer trabajo. En un momento de paz me enseñó una pequeña dependencia que servía de ventilación de la bodega. En ella podía relajarme cuando el estrés me agobiase mucho. Ésto sucedió muchas veces a lo largo de este mes, os lo aseguro. Antonio con su naturaleza afable y bonachona me dió la seguridad que necesitaba. Todo lo contrario que Ramón. Empezó como yo, sólo un mes antes, y actuaba conmigo como si ya fuese el jefe de cocina. Con Antonio Ramón era todo amabilidad y buenas palabras pero...sólo yo sé cómo se comportaba cuando nos quedábamos solos.
En cocina la actividad fue creciendo en la medida que se iba acercando el día de la gran cena. La Casa Real tenía el encargo de preparar una cena de gala en honor del mandatario marroquí Mohamed VI. En el gran salón se fueron preparando los tableros para montar una mesa para ciento cuarenta comensales de primer orden. Los ciento veinte miembros de las mesas técnicas y altos colaboradores se distribuyeron en los salones contiguos, lo mismo que la improvisada cocina en la que trabajamos al ritmo marcado por Antonio. Yo estaba centrada en las fuentes azul prusia con filete dorado de la vajilla real colocando la sopa de melón. El pastel de berenjenas y el arroz venían ya preparados. Allí sólo quedaban por hacer los lenguados con setas e higos y el suflé de frambuesa, del que se encargó personalmente Antonio. El ir y venir de fuentes del comedor a la cocina se hizo frenético desde el inicio de la cena pero de manera muy ordenada. Todos sabíamos nuestro sitio y nuestro cometido. En el salón principal ningún comensal podía abandonar su lugar en la mesa. El protocolo así lo indicaba. Mamá, hubieses estado orgullosa de mi ... Si siento no volver a estar con vosotros es por todo lo que podría contaros del palacio, de los invitados, los trajes...Ya no importa, quédate con que todo se desarrolló con el orden y la tensión propia de la cena que se estaba sirviendo. Y yo lo hice muy bien. Al terminar el postre, los discursos dieron paso a que, en comitiva, los invitados accediesen al salón Gasparini para, de pie, degustar el café y la copa. Era el momento de poder acceder a los aseos. Nosotros también pudimos en ese momento aflojar el ritmo. Nuestra misión se había realizado satisfactoriamente. Y aquí empieza mi calvario. Para poder relajarme un rato me retiré con disimulo al aseo, con la intención de quedarme en el cuarto de relax que Antonio me enseñó el primer día. En él estaba a oscuras, en silencio y fuera del mundanal ruido disfrutando de un momento único cuando oigo que entra alguien en la bodega. Enseguida otros dos. Por la rejilla observo a un invitado. De los de mayor rango por su atuendo de gala, de espaldas a mi escondite cuchicheando con dos camareros que trasvasaban botellas de las alacenas a un carrito. No oigo lo que hablan. Tampoco pongo mucha atención. Pensé que tendría que ver simplemente con los licores . Pero enseguida se deslizó otra figura que conocí de inmediato: El jefe de cocina, Antonio.
-Mañana será el día. Está todo previsto. Camino de la Embajada actuaremos. Dijo el camarero del corte de pelo moderno. Tanto que me llamó la atención.
-Encárgate tu de transmitirle al comando las consignas. Le dice a Antonio el otro, que seco y agresivo como nunca lo había visto responde:
-Hablaré con mi contacto pero no se hará nada si no tengo por escrito todo el plan. No podemos pillarnos los dedos en una misión tan arriesgada.
El invitado bien vestido saca un papel doblado con el itinerario del mandatario marroquí para el día siguiente, y en un español con mucho acento señala un punto.- Será aquí. En la Castellana.A las doce. Cuando el coche atraviese la plaza de Emilio Castelar.
Yo no me moví de mi sitio. Tenía miedo que los fuertes latidos me delatasen. Casi dejé de respirar.
-Y ¿ después del atentado?. Quiso saber Antonio.
-Eso es cosa nuestra. -dice el extranjero- Ustedes ocúpense de los suyos. Nuestros hombres están adiestrados para cualquier contingencia. Y entregándole un pint drive abandonaron la bodega con el mismo sigilo que entraron .
Yo no podía salir de allí. La camisa no me llegaba al cuello. Las piernas me temblaban. Cómo iba a mirar a Antonio a la cara sin que lo notase. Iban a matar al Rey de Marruecos y yo lo sabía. ¿Qué debía hacer?. No me gusta meter la nariz donde nadie me llama pero...no la había metido yo.
Salí de mi observatorio y volví a la improvisada cocina llena de movimiento. Veo a Antonio como si tal cosa charlando con Ramón . Me entretengo en una mesa buscando algo fuerte que echarme a la garganta.
- Estás muy pálida. La abordó Antonio- ¿Te encuentras bien? El salto que di y la cara de susto que puse debieron ser mayúsculos. Antonio retrocedió pensativo.
- No pudiste ir a relajarte ¿verdad?. Preguntó, sabiendo de antemano la respuesta. YVi en sus ojos que lo sabía. Me entró el pánico. Me escabullí de allí y no volví.
Dejé mi casa, mi ciudad, mi vida, temiendo perderla. Y la perdí.
Gracias a los dos. Ahora siento no haberos dicho antes lo mucho que os quiero.
Con todo mi amor.Alexia."
Los tres quedaron en silencio. Se miraron. Siguieron en silencio sin saber qué hacer. Por fin el padre reacciona.
- !Pobre Alexia¡ Su vida siempre fue así ¡pura fantasía!.
- Si, y sus propias fantasías le daban miedo. No hubiera cogido el autobús que se despeñó si se hubiese enfrentado a él. Apostilló su mujer.
Aquí ya no tenemos nada más que hacer. Gracias por leernos la carta ¿podemos quedarnos con ella?
Salieron del bufete cabizbajos enredados en sus cosas dispuestos a encajar lo que les quedaba de Alexia. Nunca llegaron a saber que Antonio, el jefe de cocina del palacio de la Zarzuela pertenecía al servicio de inteligencia. Que gracias a la conversación que Alexia escuchó en la bodega, el atentado previsto para matar a Mohamed VI había sido abortado sin que trascendiese a la población más que este titular: Arrestados cinco Yijadistas con armamento para cometer atentado. Y que en la vecina Marruecos, tras varias semanas de rumores saltó a la luz la destitución del ministro de la Gobernación tras un affaire homosexual con un general al mando de la escolta personal de su majestad el Rey. Son cosas de la historia.





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