Escucho
con atención la temática del siguiente relato. Ya había realizado
unos cuanto de diversidad de temas como piratas o el Taj Mahal. Todos
ellos formaban parte del grupo literario al que pertenecía y que le
ayudaba a escribir más regularmente. Con toda seguridad esos relatos
que había realizado no existirían sin el grupo.
En
esa ocasión sus ojos se abrieron ampliamente debido a la sorpresa.
Nunca hubiera podido llegar a averiguar el tema que le proponían ni
aunque lo hubiera intentado por mucho tiempo. Le dieron el titulo del
relato y le dijeron que lo desarrollara.
Esa
no era la parte que le había pillado desprevino. Ya el primer día
que había acudido el tema era sobre un titulo pero esa vez era
diferente. Ande yo caliente, ríase la gente no era la frase que uno
esperaría para hacer un relato.
No
era una frase tradicional que hiciera fluir la imaginación. Ni
siquiera estaba seguro de que tuviera algún significado real. No era
algo que dijera alguien en una situación normal, tal vez en una muy
rebuscada. Tampoco es una que se aplique a cualquier situación. La
única que venía a la mente era el episodio de una frase de
televisión en la que uno de los personajes protagonistas se acostaba
con una mujer casada y el marido llegaba a casa haciendo que tuviera
que salir por la ventana sin terminar de vestirse. Pero no. Tampoco
entonces se diría algo como eso.
Después
de llegar a esta conclusión el siguiente paso fue aceptarlo y ver
como podía usarlo en un relato. Tal vez fuera una frase que tratara
de inducir a hacer un relato de comedia pero ese género es
completamente ajeno a mi. No me saldría comedia salvo en una novela
con personajes desarrollados durante mucho más que dos páginas y
que fueran sus personalidades las que chocando unas con otras
hicieran la comedia. Pero no en un relato ya que es algo
completamente ajeno a mi y no me sentiría cómodo al escribir.
Tal
vez pudiera hacer una historia sobre alguien que recuerda a un ser
querido y tras perderlo esa frase pasa de algo completamente banal a
una frase muy significativa. Pero no me terminaba de convencer.
Pasaron los días mientras le daba vueltas al asunto tratando de
perfilar la historia pero finalmente otra idea se superpuso.
La
idea de un personaje que se vea obligado a enfrentar este mismo
dilema. Un escritor, alguien que recién empieza, enfrentado a la
poca información que le da una frase como: . Ande yo caliente, ríase
la gente.
Pensado
y hecho. Me siento en mi silla y comienzo a teclear la alocada idea
que se me a pasado por la cabeza. Ya que a dilemas difíciles
respuestas inesperadas. Y así es como escribí la historia de
alguien a quién le proponen hacer un relato con esta frase y como el
personaje encuentra la respuesta plasmando este dilema en papel.
Esto
tiene un efecto curioso. Porque mientras yo presento un personaje que
se enfrenta a este relato este mismo personaje encuentra la solución
creando a otro a su vez y así en un bucle infinito.
Y
ahora llegó el momento de dar vida a este bucle infinito a través de
su lectura. Miro a todos a mi alrededor, doy un trago a mi refresco y
finalmente comienzo a leer.
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