Barbara Salió del hotel por una puerta discreta. Esto lo hacía todos los jueves desde hacía dos años.
Antes
de salir se había asegurado de que cada pelo de su cabeza estuviese
en su sitio, que su ropa estuviese bien puesta y su maquillaje
perfecto después de los retoques.
Se
dirigió a la boca de metro más cercana entrando y bajando hasta la
parada que más le convenía. Había viajado tantas veces en ese
metro... que se había acostumbrado a utilizarlo echando una
cabezadita con un ojo abierto y otro cerrado.
Mientras
lo hacía pensaba en el recuerdo plácido que minutos atrás acababa
de tener al lado de Jordi, ese apuesto empresario catalán que
conoció en una feria de empresa.
Barbara
era representante de una importante firma de cosméticos, después de
tener a sus dos hijos dejó pasar un tiempo prudencial para volver a
su rutina de trabajo. La habían ascendido, ocupando actualmente la
representación de unos cosméticos de gran venta en toda España y
alguna ciudad europea. Volvió al trabajo despacito, casi sin hacer
ruido, a un despacho minúsculo, lo suficiente para hacer llamadas y
atenderlas. El horario se lo habían dejado reducido a medio día, no
tenía que irse en la tarde noche como la mayoría de sus compañeros.
En cambio si le salía un viaje de empresa era difícil librarse.
Dos
minutos antes de concluir el trayecto de regreso a su casa suena la
canción de Ana Belén “Entre dos amores” En ese instante se
sintió tan identificada...
La
canción lo dice muy claro habla de una persona que parece tener dos
personalidades distintas pero a Barbara le conviene pensar que habla
de su marido y su amante catalán.
Cuando
entra en casa su marido casualmente había llegado antes que ella.
Ella
comenzó a ponerse tensa pero.
No
podía contar la verdad.
Ella
amaba a Manuel y Jordi era esa pasión que ya no había en su
matrimonio.
En
el momento que Manuel la miró a ella le costó trabajo tragar saliva
pero se acordó de sus dotes interpretativas y las utilizó. Mintió,
sí, pero lo hizo por varias razones. Lo primero por no estropear la
familia que con tanta ilusión había forjado, lo segundo por no
herir a Manuel que a pesar de todo lo seguía amando y no sabría
imaginar una vida sin él. Sin embargo no quería renunciar a Jordi,
que la hacía sentir viva, que la había regresado a la ilusión de
tener novio a los quince años.
La
mentira piadosa se coló de puntillas, respirando antes de articular
palabra, que sonase tan natural que se pudiese creer.
“Manuel,
qué bien, ya estas en casa. He tenido un día liadisimo con el nuevo
dossier que tenemos que representar de cara a las navidades, sí, sí
ya sé que es septiembre, pero me temo que todo el tiempo es poco si
queremos todo preparado y listo para llegar a tener el máximo de
ventas. Estoy cansadisima, antes de nada necesito un baño y
relajarme.”
Dicho
ésto le dejó un beso en los labios y se alejó de la vista de
Manuel por el pasillo adelante.
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario