Había comenzado mi trabajo como arqueólogo
apenas un mes antes del hallazgo. La excavación estaba situada en
una de las laderas del Machu Picchu. Las huellas
eran contundentes y prometía ser un antiquísimo poblado inca.
Íbamos encontrando esqueletos y objetos que limpiábamos y
manipulábamos con sumo cuidado para posteriormente enviarlos a
analizar y así confirmar nuestras sospechas: que estábamos ante el
mayor campamento Inca jamás encontrado. Hasta que di con el
ala de un avión
que me desconcertó. Me puse a buscar información y resultó ser
muchos años atrás se estrelló un avión que llevaba artesanos a un
congreso en la capital y jamás apareció. Eso explicaba la cantidad
de cuerpos y de objetos. Ahora no sé si decirlo, si callarme y
seguir con el trabajo. Con lo que me gusta esto sería una pena tener
que renunciar. Bah, ya se enteraran.
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