Relato inspirado en la fotografía
Aquella mañana...
o tarde.... o tal vez noche... bueno lo que fuera, aquel momento,
poco imaginaba yo para lo que se me había llamado y lo que pintaba
en medio de toda aquella algarabía. Había aparecido de pronto en
una habitación enorme, extraña, que no tenía paredes y sí las
tenía, entre oscura y clara, vacía, pero llena de gente. Porque lo
cierto es que ver, no se veía a nadie, pero sí se escuchaba jaleo y
todos los que allí permanecíamos éramos conscientes de que
estábamos rodeados de entes incorpóreos, como nosotros mismos.
Pregunté a dos o tres que andaban por allí, tan perdidos como yo,
si sabían qué coño hacíamos en semejante lugar, pero nadie me
supo contestar, así que opté por sentarme, sin sentarme, en un
banco que en realidad no existía y me dispuse a esperar a ver qué
ocurría, porque algo había de ocurrir, tarde o temprano. Pasaron
horas, que en realidad podían haber sido minutos o segundos, pero
fueron horas porque esa fue la sensación que yo tuve, y por fin me
vi delante de otro ente semejante a mí, que parecía estar de muy
mal humor, o al menos esa fue la sensación que me trasmitió en
cuanto me comenzó a hablar.
-Espabila un poco
que no tengo todo el día – me dijo, apremiándome a tomar asiento
en una silla que no existía y con un gesto de una mano que no tenía
–. Yo también tengo mi hora de salida ¿sabes? Llevó aquí toda
la mañana y estoy deseando irme a casa.
- Y yo también
llevo aquí toda la mañana – le contesté desafiante – Y tú por
lo menos estás haciendo tu trabajo, pero yo aparecí en este lugar
de pronto y sin más, y no tengo ni idea de qué hago aquí. Así que
como se supone que estás aquí para atenderme, te ruego que lo hagas
con educación, porque me sé el conjunto de deberes de los
funcionarios y uno de ellos es tratar con esmerada educación al
público. Así que ya sabes, o de lo contrario me quejaré ante tus
jefes.
Debió de hacer
efecto mi perorata porque inmediatamente cambió el tono de voz y la
actitud y comenzó a explicarme:
-Pues te ha tocado
pasar al otro barrio, maja. Y estás aquí para elegir, lo que pasa
que.... eres de las últimas y estamos a final de mes, con lo cual,
no te quedan muchas opciones. Por lo pronto el país que te ha
tocado es... a ver... España, te vas a España guapa, buf, vaya
papeleta.
-¿Por qué? ¿Qué
tiene España?
-Bueno.... depende
de la época que elijas, pero tiene un poco de todo, mucha cultura,
eso sí, pero en la antigüedad lo invadieron no sé cuántos
pueblos, pasaron por una guerra con los franceses, por una guerra
civil, un chiflado bajito, inculto y aprovechado estuvo gobernando el
país durante más de cuarenta años, reprimió todo lo que pudo a
todo quisqui y ahora... pues ahora es un país de corruptos, hija
mía, y las perspectivas no son muy halagüeñas, pero bueno... Es lo
que hay. Por otro lado.... Solo puedes elegir ser mujer o personaje
de cuadro, se me acabaron los hombres, cualquier tipo de animal o
vegetal, esculturas, fotografías....nada, ya no hay nada. Solo mujer
o personaje de cuadro.
Me quedé sin decir
nada, como una estúpida. Vaya dilema. Mujer o personaje de cuadro.
Pues la verdad es que no tenía ni idea. Y además ¿qué era el otro
mundo? Así se lo pregunté al ser que tenía enfrente, o al lado, o
tal vez encima.
-Pues el mundo real,
corpóreo y tangible. Ahora estás en el plano espiritual, celeste,
etéreo... donde las cosas existen y no existen, son y no son. A
dónde vas a ir ahora, son y ya está. A ver, elige de una vez que
tengo prisa.
Me quedé pensando
mientras miraba a la nada..... la verdad era que no tenía ni idea
qué elegir. Necesitaba más información.
-¿No me puedes
explicar algo más? – pregunté, casi con miedo – Es que tomar
una decisión así tan a la ligera....
Soltó un ligero
bufido, pero enseguida recuperó la compostura, por cuenta que le
traía, supongo.
-A ver... Si eliges
ser mujer en España... buf menudo rollo. Mira, ahora mismo las
mujeres parece que están liberadas. Piensan y hablan por sí mismas,
gozan de independencia económica, ejercen sus buenas profesiones, se
mantienen jóvenes muchos años, son madres solo si lo desean...
-¿Ahora mismo,
dices? Eso quiere decir que antes no – interrumpí.
-Que va... hasta
hace pocos años las mujeres en casa y con la pata quebrada, guapa.
Casi no tenían acceso a los estudios, algunas debían de dejar de
trabajar cuando se casaban, otras ni siquiera podían ejercer cargos
importantes, por ejemplo, no podían ser jueces, dependían de un
hombre toda su vida, primero del padre y después del marido y para
lo único que se les tenía en cuenta era para cuidar precisamente
del marido, criar hijos y atender la casa.
-¡Qué horror! Ni
que fueran idiotas.
-Esa es la cuestión,
maja, que se las trataba como idiotas; es más, algunas incluso se
llegaban a creer ellas mismas que lo eran. El caso es que con la
llegada de la democracia....
-¿Demo qué?
-Ay hija, un
sistema de gobierno. Es muy complicado de explicar y además no viene
a cuento. Lo que te interesa saber es que con la democracia, la mujer
en España fue adquiriendo sus derechos, viviendo por ella misma sin
tener que pedir permiso a nadie, claro que... en realidad... no sé
yo.
-¿Qué es lo que
no sabes?
-Pues mira, te voy
a ser sincera. Es que en España los hombres todavía se creen muy
machitos, bueno algunos, en realidad casi todos, y tareas de casa, lo
que es hacer, no hacen muchas. Y la liberación de la mujer es un
camelo porque ha significado que además de trabajar fuera de casa,
cuando regreses tienes todo por hacer, camas, coladas, llevar a los
niños a actividades extraescolares, al dentista, ir a la tintorería,
a hacer la compra de la semana... todo eso lo tendrás que hacer tú
después de jornadas de ocho horas, o de diez, quién sabe.
La verdad era que
no entendía mucho de lo que me estaba contando aquel ente, en
realidad no entendía nada salvo que en el mundo real iba a ser poco
menos que una esclava.
-Y además otra
cosa – prosiguió – el cuerpo que te ha tocado... Vas a tener un
culo... que tendrás que soportar más de una mirada lasciva y
aguantar las babosadas de los obreros cuando pases por delante de una
obra. Aunque también te lo van a admirar, claro. No sé yo si te
gustará una cosa o la otra.
Decididamente las
perspectivas de ser mujer no eran demasiado halagüeñas.
-Oye y eso de ser
personaje de cuadro...
-Uy eso es muy
tranquilo. Sales de la paleta y el pincel de un pintor y ahí te
quedas toda tu existencia. Ahora mismo te puedo ofrecer estar asomada
a una ventana y mirando el mar por toda la eternidad.
No me lo pensé
demasiado. Entre ser una especie de esclava y contemplar el mar desde
una ventana no me cupo la menor duda. Y aquí estoy, mirando el
Mediterráneo para siempre jamás, dejando que el sol acaricie mi
piel y mi pelo. ¿Aburrida? Bueno, por momentos, pero no me
arrepiento de mi elección. Y además ciertamente tengo un culo
bonito que muchos admiran. ¿Qué más puedo pedir?
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