Alicates, erección y educación - Marga Pérez


                                          Resultado de imagen de hombre posando desnudo en una clase de bellas artes




-¡Y vaya que se nota! piensa Armando al recibir un meme en su watsap tras un día tenso, tenso.
- Mira lo que me mandan. Le lee a Fermín el meme mientras hacen una revisión a un seat ibiza .
"La educación es como una erección, si la tienes, se nota"
- ¡Qué bueno! sonríe Fermín imaginando la situación
- Voy a contarte algo que me pasó ayer pero no te rías ¿eh?
- Qué... ¿te la jugó el pajarraco?
- Espera, espera que te cuente. Fue un día de locos:
Ya cuando salí por la mañana para venir al curro me di cuenta que pasaba algo. Cada ruta que cogía acababa en un atasco, y ¡claro! el tiempo se echaba encima y los nervios y las prisas también. Delante de mí, casi se pegan dos que iban insultándose de coche a coche, hasta que uno le hizo la peineta y el otro, como por resorte, salió del suyo hecho una furia dispuesto a todo.
- ¿Le atizó? Preguntó Fermín ya animado por la pelea.
- No ¡qué va! en ese momento el que estaba en el coche cerró la ventanilla, bajó los seguros , puso la música a tope y se hizo el longuis. La suerte que tuvo es que enseguida empezó a caminar la caravana y el otro tuvo que volver al suyo, no sin antes darle una patada a la rueda.
A mi me dieron por detrás. Distraídos como estábamos todos mirando el espectáculo, fue lo menos que podía pasar.
- Bueno, mejor recibir que dar. El seguro paga.
- Ya, pero el tema jode: papeles, parte al seguro, retrasos, incordios... Bueno, ya sabes que evito follones .Era un vejete el que me dio y le quité importancia al tema, pero me lo abolló con ganas. Y luego aquí, bronca por llegar tarde, trabajo hasta arriba y encima el pijotero de siempre tocándome los cojones.
- ¿Volvió el del BMW rojo?
- Si, no tiene otra cosa que hacer que venir a protestar. Y como don Luis le hace caso, aquí está el pringao una y otra vez mirándole el coche al señorito, como si no tuviera nada mejor que hacer. Qué tocacojones es.
- La suerte que tienes es que puedes evadirte en tus otros trabajos.
- Sí, normalmente sí, pero ayer todo se complicó en el gimnasio. Empezaron dos mujeres ya maduras que en su vida habían hecho ejercicio y en vez de ponerles la tabla y dedicarme yo a lo mío, tuve que estar todo el tiempo a su lado corrigiendo posturas y dando mil explicaciones. Vamos, que en vez de liberar tensión seguí acumulándola.
- ¿Ayer?... ¿no empezabas en la escuela de Bellas Artes?
- Si y tenía que haberlo dejado para otro día.
- Cuenta, cuenta ¿qué tal?
- De entrada me encontré que el profesor era una profesora. Yo nunca había posado desnudo para una mujer, bueno, mujeres siempre hay en las clases pero el que te coloca es el profesor, y ver una mujer me puso nervioso.
- ¿ Nervioso tú? no me vaciles
- Que si, que iba con la idea de siempre, un hombre dirigiendo mis movimientos. Lo demás ni lo veo; me meto algo en la boca para concentrarme y yo a lo mío . Ayer llegué del vestuario y me puse sobre una tarima en la que había una mesa con una cesta llena de rosas, cursi a tope. Me quité el albornoz. La profe me dijo que me pusiese frente a la mesa con las piernas un poco separadas pero bien ancladas en el suelo, recto, en reposo, con la cabeza un poco inclinada hacia las flores y levantando una con la mano derecha, como si la fuese a oler pero sin llevarla del todo a la nariz.
-Menudo figurín estás hecho tío, ¿no necesitarán otro modelo?
- Si,si, figurín. No sabes cuánto tardó en colocarme, me manoseó por todos lados hasta que estuve a su gusto. Ya en posición me colgó un foulard de seda sobre el hombro izquierdo, lo agradecí, no me sentí así tan desnudo.
La clase era de modelado y utilizaban una especie de cera para reproducir mi cuerpo. Los alumnos se me acercaban para ver con claridad todos los detalles y poder llevarlos a su plasta. Una alumna tanto se acercó a mirarme que sentí su respiración sobre el culo. Todo el vello se me erizó cuando ví su cara pícara observando con detalle la entrepierna. Me sonrió lascivamente y en un susurro ,mirándome a los ojos, me llamó polvorón.
- Que bien te lo pasas tío
- Eso piensas tú. Me puse rojo hasta el pelo. No te lo vas a creer pero sentí que se me iba a levantar...y se me levantó.
- No ves, lo que yo decía, un lujo de trabajo y encima te pagan.
- No sabes lo que dices, lo pasé fatal, todas aquellas personas mirándome y yo cada vez más tieso. Chupaba el caramelo para tratar de pensar en otra cosa pero era imposible. La provocadora había llamado a sus compañeras para que viesen cómo se me izaba y las risas, los abanicos y el sofoco impedían que volviese a su estado de reposo.
- No me lo quiero ni imaginar¿Cómo saliste de esa?
-Pues la seda fue resbalando hasta que quedó colgada del miembro victorioso, tapando tamaño desaguisado.
-No sé qué sería peor, tío, si verlo, o no verlo. Así, enarbolado el foulard. Como bandera al viento.
- Fermín, no me los toques que bastante tuve ayer con el numerito. Debajo del foulard parece que se tranquilizó la cosa y fue bajando hasta que cayó al suelo y recibí un gran aplauso de todos los alumnos. Creo que la profesora también aplaudió, la vi por el rabillo del ojo.
-¿ Eso no te quitaría el sueño , eh?
- ¿Insomnio yo? ¡Que va! y ayer menos. La profesora me invitó a cenar.
-Que calladito te lo tenías
- Si, cuando me hizo el recibo y se enteró que me llamaba Armando Guerra, no pudo dejar de reir. Creo que la invitación a cenar fue en desagravio . No me importó. Le saqué una cita para el sábado en la Tapilla Sixtina.
-Vaya carambola. Pregúntale si necesitan otro que yo me apunto.
-Fermín, te falta educación y enseguida se te nota.
- Jajaja ¿y dices que ayer pasaba algo? anda, Armando Guerra, pásame los alicates.






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