Nunca ante había visto un robo tan
absurdo. El ladron entró en un bazar chino, amenazó a la
dependienta con un pollo de goma y ésta sin dudar abrió la maquina
registradora entregándole al caco todos los billetes. El los metió
en un calcetín y se fue corriendo en un monopatín que le hurtó a
un muchacho que pasaba por allí.
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