El alcalde salió
borracho de la reunión. Las discusiones, las voces y tanto tiempo
encerrados contribuyeron al mareo del primer mandatario.
La reunión se
celebró como siempre en la bodega de Antolín, y a pesar de ser el
alcalde aficionado al bebercio, de la reunión salió borracho sin
olerlo siquiera. Bueno, tampoco fue así. Nada de alcohol hasta que
no la terminasen, eran las normas, pero la bodega olía a vino que
tiraba pa trás.
De lo que se habló
en la reunión de gobierno no trascendió nada. Había compromiso de
confidencialidad entre los miembros y cumplían a rajatabla las
normas. Lo que llegó a oidos de todo el pueblo fue lo que se habló
en la bodega tras la reunión, con los demás hombres, cuando el vino
entre los asistentes estaba permitido y no había cargos que lo
frenasen.
Paco era el alcalde
de Serranilla del conde. Cuarentayocho habitantes con una media de
edad de setenta y cuatro años: treintaytres mujeres y quince
hombres. Este dato es importante para entender el problema que les
ocupaba porque en Serranilla del Conde, desde que hay democracia, se
alternaban en la alcaldía Paco y Ramón con el voto de sus vecinos,
hombres y mujeres. Nunca hubo más candidatos.
Estas elecciones
iban a ser diferentes. Se presentaba Rosana. Cincuentaycinco años.
Hacía año y medio que vivía en el pueblo con su pareja
aprovechando su prejubilación. Era artesana y hacía talleres de mil
cosas . Revolucionó a todas las mujeres . Los hombres temen que
salga y están que se suben por las paredes.
- Oye Antolín, si
sale la Rosana ¿vas a dejarle la bodega para las reuniones?
-Qué remedio Paco,
hay que estar a bien con el poder
-Pues vete comprando
infusiones. Será todo el gasto que te hagan. Dijo Paco riéndose.
-¿Es que no va a ir
ningún hombre en su candidatura? Dijo Alfredo el molinero. No es
legal ¿no?
- Nosotros no
tenemos ninguna mujer. Dijo Paco - Ninguna quiso estar en el
ayuntamiento.
- ¿Irías con ella
si te lo propusiese, Paco? Siguió Alfredo
- ¿Yoooo?... Si, si
soy el primero de la lista. Yo de alcalde y ella... de lo que sea.
-No creo que le
interese es joven pero no tonta. Sentenció Antolín
-Pues ya estamos
convenciendo a nuestras mujeres para que no la voten¿eh? Ya sabéis
que son mayoría. Dijo Paco empezando a alterarse.
-¿Y si hacemos algo
para que no pueda presentarse? propuso Ramón ya medio achispao
-¿Como que? -
Preguntó Paco subiendo el tono de la conversación -¿Un
accidente?¿Un secuestro? ¿meterle miedo? ¿ponerle la zancadilla?
Esto es un pueblo del siglo XXI Ramón, somos civilizados, ¿o no?
-Bueno, una cosa es
facilitarle el acceso y otra que tenga que luchar por él.- Dijo el
molinero. Podemos hacérselo...digamos que...menos fácil.
A partir de aquí
todos empezaron a desbarrar, sacando a la luz sentimientos
reprimidos, luchas de poder olvidadas y miedos ancestrales dormidos
en el aburrimiento del pasar de los días sin que nada pasase por
ellos. Porque Serranilla del Conde es un pueblo aislado en medio de
la naturaleza, casi olvidado, en la provincia de Soria. Cada vez con
menos habitantes. Solos. Rodeados de pinos. Herederos de la leyenda
negra y supervivientes en una España vacía.
Los miembros del
ayuntamiento no cobraban un sueldo pero recibían poder,
reconocimiento y "propinas" . Todo a partes iguales. Dejar
de formar parte de él era vivido como una degradación y más si una
mujer era la causante. En teoría todos defendían la igualdad pero
cuando había que defenderla de verdad salía el machismo a la
palestra, y no siempre de manera pacífica.
A partir de esta
reunión Rosana empezó a sentir un cambio de actitud hacia ella. Sus
vecinos poco a poco se fueron distanciando. Dejaron de colaborar en
sus actividades. Incluso algunos le dejaron de hablar. El
ayuntamiento le puso trabas para llevar a cabo buenas iniciativas y
las solicitudes se traspapelaban sin que llegasen a tramitarse.
Rosana se daba cuenta que su candidatura no había sentado bien y
pensó en retirarse pero animada por Pablo, su pareja, decide
mantenerla contra viento y marea.
Empezaba la campaña
electoral . Rosana todos los días se acostaba decidida a tirar la
toalla pero se levantaba dispuesta a llegar hasta el final. El sueño
reparador y el cariño de Pablo eran fundamentales para ella.La
mayoría de las mujeres estuvieron con Rosana desde el primer momento
y esto la animaba cada día a seguir. Tenía que recuperar ahora a
sus vecinos.
Un lunes temprano
Rosana coge su coche para ir a Soria. Tiene que pasar a recoger la
urna y las papeletas para el día de la votación.Todos saben qué va
a hacer. Ir a la capital conlleva encargos de algunos de sus vecinos
y Rosana lo comunicó como siempre. El día amenazaba lluvia. Pablo
la besa cariñoso
-Vete con cuidado,
parece que va a hacer mal día. Le dice
-Enseguida estoy de
vuelta, no te preocupes, soy buena conductora.Llevo el móvil.
Llámame si hay que traer algo más.
Rosana arranca y
desaparece en su seat ibiza . El cielo está plomizo y Serranilla del
Conde queda envuelto en un gris melancólico.
El lunes pasa como
todos los lunes del año, sin pena ni gloria. Cuando empieza a caer
el sol Pablo echa de menos a Rosana y mira el reloj.
-Está tardando
mucho. Piensa, pero sigue enfrascado en su trabajo de cuero sin darle
más importancia.
Hacia las diez coge
el móvil y la llama. Nada. Pablo empieza a inquietarse. Sale a
pedirle el coche a Paco para ir a buscarla. Paco insiste en
acompañarlo. Juntos bajan en silencio por la sinuosa carretera en
busca de Rosana. A unos ocho kilómetros del pueblo unos focos
estáticos saliendo de un terraplén aceleran el corazón de Pablo.
- Si, es su coche.
Musita Pablo casi para si.
Cuando llegan a él
ven a Rosana sangrando por la cabeza y los oidos. No respira. El
coche abollado por los dos lados, por el techo. Suerte que no fuera
de frente y quedase sin luz. No la encontrarían tan pronto.
Rosana tuvo que
pasar por el anatómico forense para hacerle la autopsia. El coche
fue retirado por la guardia civil para saber las causas del
accidente. Mientras, en Serranilla del Conde, nadie dice nada. Todas
miran con desconfianza a los hombres. A los suyos y a los de sus
vecinas. Saben como piensan. Lo mal que llevaban lo de Rosana. Lo
brutos que podían llegar a ser después de estar parloteando y
bebiendo en la bodega de Antolín. Ninguna se atreve a preguntar y el
silencio los hunde más y más cada día que pasa.
La investigación
policial determinó que le habían fallado los frenos. Que no tenía
líquido el depósito. Que no había indicios de no ser un accidente.
Que se dejaba de investigar.
Pablo se fue con las
cenizas de Rosana a Madrid, de donde era. No volvió.
Rosana permanecerá
siempre en el silencio de los habitantes de Serranilla del Conde.
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