Corrupción - Dori Terán


                                            Resultado de imagen de escritorio barrroco


En la locura y el caos de la mudanza, revolviendo cada rincón de la casa, encontró el antiguo escritorio de Jaime su hermano pequeño. Era una pieza de museo cargado de pequeñas tallas barrocas que le conferían un aspecto romántico y entre todas sus concavidades apenas se mostraba en el fondo un pequeñísimo cajón. ¡Todo dormía en el viejo y olvidado desván! Forcejeó con empeño para abrir la miniatura. Se resistía con la fuerza del que guarda un secreto inconfesable en sus entrañas. Tira y afloja y vuelta a tirar y tras varios intentos se deslizó de repente. Y dentro un tampón y un sello. Examinó con curiosidad ambos elementos llegando a manchar sus dedos con la tinta de la almohadilla y se detuvo indagando para comprobar la noticia del sello. Con la estupefacción dibujada en el rostro exclamando en sus pensamientos un “no puede ser”, comprendió la estafa de la que había sido víctima. Aquel sello era el que había dado legalidad constitucional a los documentos que le habían enviado por correo y que abrían la puerta al embargo de la casa de la que ahora se iba. ¿Cómo podía encontrarse en el buró de su hermano el banquero? Todo se puede falsificar cuando el amor no es cierto.





Licencia de Creative Commons

Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.

No hay comentarios:

Publicar un comentario