Música - Dori Terán


                                              Resultado de imagen de narciso amarillo


 Hacía tres semanas que el narciso amarillo estaba en el nuevo macetero. ¡Maravilla de la tecnología jardinera! Era bonito y original. La forma redondeada e irregular con un borde más alto que el otro parecía ofrecer un reto de escala a la flor. El color plateado le confería un brillo especial que a veces producía suaves destellos cuando un rayo de sol le alcanzaba en la quietud de su reposo sobre la mesa del salón. Pero lo más sobresaliente era el autorriego. El interior se dividía en dos partes, una inferior que actuaba como depósito del agua y una superior con dos mechas de absorción en contacto con el sustrato y que empapadas del agua del depósito permitían a la planta absorber la humedad que necesitase. Y aún había más, el sistema incluía un chivato que indicaba el máximo y el mínimo de agua que requería la especie plantada. ¡Genial el regalo de Alberto!, ella tenía poco tiempo para ocuparse del tema y esto se lo facilitaba mucho. Cada vez que Alberto la visitaba, tenía que escuchar las alabanzas que se regalaba a sí mismo:-“¡Que buena idea he tenido! .¡Mira qué bonita está gracias a mí!...” ¡Pareciera que no tuviese abuela!. Lo que él ignoraba así como el resto del planeta era las melodías que ella entonaba en el salón cada noche dedicándoselas con esmero a la planta. Vibraciones y notas armoniosas y dulces que brotaban de su voz de ángel. Y es que hay muchos alimentos sutiles para la salud y la vida que desconocemos o no reconocemos desde nuestra corta mirada pragmática y real.





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