Terror - Marian Muñoz




Primera y última vez que le dejaban sólo en casa, alteró a todo el vecindario, y cuando digo todo, es poco. Tal fue el terror que le invadió al clavarse una espina de pescado en la campanilla, que salió corriendo calle abajo gritando como un poseso. Los sanitarios ya la habían sacado cuando llegaron los padres. (Noticia en el telediario).



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