Nos dimos carta blanca hasta el día en que coincidimos en el altar. No sé cómo se me pasó por la cabeza pedirle que fuera mi esposa, en los bueno y en lo malo, hasta que la Muerte y todas esas cosas horribles llegaran. Entonces me di cuenta: Demasiado tiempo juntos.
Y
aún me quedaba mucho espacio en blanco por emborronar.
En
cuanto se pueda, y creo que ella está de acuerdo, rellenaremos
nuevos formularios.
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