Pues
sí hija, que ya estaba harta de sus desplantes. Resulta que me pongo
a estudiar cocina porque en casa siempre me dijeron que tenía dotes
para ello, sobre todo para las tortillas,
que me salen…. Cómo me salen… Además que te las hago de
cualquier cosa, de atún, de palitos de cangrejo, de gambas,
jardinera… cada cual más rica. Lo mismo que las croquetas,
de cualquier cosa, con la bechamel en su punto. Y mi profesor,
el muy ladino, se atreve a decirme que no, que mis tortillas no son
nada del otro mundo, es más, que son bastante flojas, que no le doy
pillado el punto al huevo, y que las croquetas me salen duras como
pelotas
y
no sé qué, todo mentira. Pues nada, que me enteré de que en el
club gastronómico al que él pertenece convocaban un concurso de
comida casera y ahí fui yo, con mi tortilla de espinacas con
mayonesa y mis croquetas de chipirones en su tinta. Él era jurado,
pero como todo era anónimo…. Gané el primer premio claro. Se
quedó blanco cuando me vio. Y no te lo pierdas, el mejor restaurante
de tapas de la ciudad me ha ofrecido trabajo de jefa de cocina. ¿A
que no te imaginas quién desempeñaba el puesto hasta ahora?
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