Por
qué cuando dices algo que a los demás les parece mentira siempre te
contestan los mismo “No me vengas con cuentos” Es como si no
diéramos importancia a los cuentos, cuando en ellos está resumida
toda la sabiduría y la filosofía humana.
A
mí, por ejemplo, siempre me dieron más que pensar los cuentos que
leía de niño que los libros de filosofía que me obligaron a
estudiar en el bachiller, porque en un examen de filosofía me
hicieron las siguientes preguntas: ¿Quién es el hombre¿ ?A dónde
va? ¿Qué quiere? ¿Qué es la realidad? ¿Cuántas realidades hay?
Mirad, enseguida me di cuenta que esas preguntas estaban hechas a
mala leche, para suspenderme, así que ni me molesté en contestar,
porque digo yo que si los más listos entre los listos llevan miles
de años haciéndose esas preguntas sin encontrar la respuesta
¿quieren que la encuentre yo?
En
cambio lees El Ratoncito Pérez y a tu cabeza empiezan a llegar
preguntas de lo más interesantes: ¿Para qué quiere tanto dientes
el Ratoncito Pérez? ¿Qué hace con ellos? ¿Hay un mercado negro de
dientes? Porque eso explicaría de dónde se saca el dinero para
meter algún regalo a los niños debajo de la almohada. Y otra
cosa...¿Quién compra esos dientes? ¿Los dentistas? ¿Esos mismos
dentistas que nos cobran por cada diente el sueldo de un año? Y otra
cosa muy, pero que muy rara...si en casa no hay agujeros ¿de dónde
sale Pérez? ¿De Mallorca?
Veis,
eso si que son preguntas en condiciones.
Además,
los cuentos son más instructivos que cualquier libro de mates o de
economía, porque, vamos a ver ¿A quién le importa cual es la
derivada de una ecuación de tercer grado? ¿Para qué sirve eso? Si
ahora las máquinas ya te dan todas esas cosas resueltas. Hoy en día,
si un chiquillo habla de ser banquero nada de animarlo a que vaya a
la universidad a perder el tiempo, no hombre no, el mucho más
efectivo regalarle el cuento de “La Lechera”. Va a ser leer ese
cuento y tener claro lo que debe hacer...”Si invento un fondo y
prometo buenos intereses, con el dinero que me dan unos pago los
intereses a los otros y cuando necesite más dinero amplio el fondo
para que meta más gente más dinero y así voy haciendo una bola de
números y cuando ya nadie quiere meter dinero y todos quieran
sacarlo...entonces, entonces largo con todo a un paraíso fiscal y
los demás que se fastidien, que lo hubieran pensado mejor, que yo no
le puse a nadie una pistola en el pecho.
Otro
cuento que les encanta mucho a los banqueros es el de “La cigarra
y la hormiga”. Según tengo entendido están preparando una edición
de mil millones de ejemplares para regalarlos a sus clientes, aunque
eso sí, sin las hojas finales. Es que las cigarras, las pobres,
tienen muchas necesidades, que tienen que andar por ahí, viajando
por el mundo en aviones supersónicos, en coches negros y grandes y
en yates enormes, y comer hasta reventar y eso cansa mucho y es muy
sacrificado. Así que las hormigas tenemos que seguir ahorrando para
que cuando la cosas se ponga mal, ellos, que tanto hacen por
nosotros, puedan seguir con su vida como si no pasara nada.
También
hay otro cuento en imprenta para darles un ejemplar a todos aquellos
que se atrevan a acercarse a las colas del paro “La vendedora de
cerillas”. Esa es una niña pobre que vende cerillas para poder
comer, pero un día de Navidad no le compran ni una caja y acaba
muriendo de frío. Pero muere feliz, iluminada por un rayo de sol y
con una sonrisa enorme dibujada en su carita congelada. Veis, este si
que es un cuento con mensaje, un mensaje claro: Si no estáis
contentos ni con el sueldo ni con la hipoteca ni con los impuestos ni
con la mierda de vida que lleváis...tiraros en la nieve o al río y
se acabó todo...el hambre, el frío y hasta la mala leche.
Y
hablando de leche, también hay cuentos con muy mala leche. Por
ejemplo, el de “La gallina de los huevos de oro”. Este era un
hombre que tenía una gallina que cada día ponía un huevo de oro.
Pero como le parecía poco , le dio por pensar: casi mejor la abro en
canal y saco toda la mina de una vez. ¡Cuidadín! ¡Cuidadín!, que
este cuento no puede caer nunca, jamás de los jamases, en manos ni
de los empresarios ni de los políticos. Este cuento en manos de un
empresario o de un político puede ser un arma de destrucción masiva
de trabajadores y contribuyentes fichados y sin fichar.
Los
encargados de hacer las leyes también se instruyen leyendo cuentos.
Andaban preguntándose sin ponerse de acuerdo, qué ley hacer para
cuando una persona entra en casa de otra sin su permiso. Pues nada,
sacó uno el cuento de “Juan y las habas mágicas” y asunto
solucionado. Este cuento habla de un ogro que vivía tranquilamente
en su castillo, sin meterse con nadie, y a Juan le da por ir a
robarle nada menos que tres veces, y al final lo mata. Pero como el
ogro era un ogro a nadie le dio pena y ni investigaron ni nada. Y
Juan como era el así, de esa manera, allanamiento de morada, robo,
asesinato, y nada, que marchó tan campante. A los jueces les gustó
el cuento y copiaron la idea. Así que ya sabéis, si alguien os
entra a robar o a matar en casa, vosotros os dejáis, no vayáis a
hacer daño al atracador y tengáis que pagar por ello. Vosotros
tranquilos, que lleven todo lo que quieran, que oye, a lo mejor les
hace más falta que a vosotros. Y si os matan, pues qué se va a
hacer, mala suerte. Pero si os defendéis y encima acabáis muertos
vais a ser un muerto con mala fama. Y habrá cosa más fea que en tu
funeral hablen mal de ti “Míralo, bien muerto está, que se dejara
atracar y no pasaba nada. Si siempre fue un zoquete. En cambio, si te
dejas matar, vas a ser un muerto que da pena y hasta puedes salir en
el telediario ¡Y eso mola!
Hay
otros cuentos que fueron escritos por visionarios “EL traje nuevo
del emperador”, que hablaba del futuro de la moda. Este es un
cuento de un emperador que va desnudo y todo el pueblo dice al verlo
“Oh, qué traje más bonito lleva”, hasta que un niño de esos
repipiosos dijo “Si está desnudo” ¡Menuda la que se montó! Por
eso, ahora, en los desfiles de moda, no dejan entrar a los chiquillos
y los mayores al ver a las modelos con algún que otro trozo de tela
encima dicen “¡Oh, qué traje más bonito! ¡Qué rompedor!
Luego
están los cuentos que no hay quien los entienda “Los siete
cabritillos y el lobo”. Resulta que un lobo que anda el pobre
muerto de hambre dicen que es muy malo por comer a siete cabritillos
de un tirón. ¿Y los cómplices qué? Nadie dice nada del tendero
que le vende tiza para aclarar la voz ¿La tiza aclara la voz o te
escribe por dentro ? ¿Y el panadero que le da harina para las
pezuñas? ¿Y la madre de los cabritillos que se toma la justicia por
su mano sin avisar a la policía ni nada? ¿Qué pasa que solo tienen
derecho a vivir las cabras? ¿No es el lobo también un ser vivo?
¿Y
qué me decís de Pinocho? El cuento dice que a Pinocho le crecía la
nariz cuando decía una mentira ¡Anda ya! Si eso fuera cierto no nos
podríamos acercar a menos de cinco metros de ningún político.
Y ya
para acabar os hablaré de “Los músicos de Bremen”. Este cuento
si que es un cuento como debe ser, con una moraleja en condiciones:
Por muy burro que seas siempre puedes llegar a ser un buen músico.
Buenas
noches y felices sueños.
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