Atracción fatal - Esperanza Tirado

                                                                                                                                                            





¿Les cuento un secreto? Odio a mi vecino de puerta. Es un vago, y creo que no se lava los dientes desde que hizo la Primera Comunión. Y, para colmo, es un cotilla de primera. Se pasa la vida en el portal, husmeando los buzones del resto, como si fuera un inspector de correos. No sé qué pretende. Si es que está aburrido y así se entretiene y hace ejercicio, o es que espera una carta urgente que nunca llega.
Cuando abro la puerta de mi casa para salir, casualmente ahí está él. Cuando subo en el ascensor, él entra también. Yo me hago la ocupada rebuscando dentro de mi bolso, toqueteando el móvil, como si lleyara un mensaje súper importante. Y él, nada, no se da por aludido. Me mira sonriente, esperando a que yo inicie algún tipo de charla amigable. Pero ese pelo grasiento, esos ojos saltones, esa bata roída... brrr, es superior a mí.
Lo curioso es que ningún otro vecino parece sufrir la incomodidad de la compañía de este personaje. Qué suerte tengo. Cada vez que me mudo o cambio de trabajo, todos los raros me tocan a mí. Debo tener algún tipo de olor que les atrae de modo fatal, para mi desgracia. Vaya usted a saber.
Hace un rato le he oído bajar en el ascensor. Cuando he ido a mirar si me habían dejado correo, he encontrado un anillo en mi buzón. Me dan escalofríos lo que pueda estar maquinando esa cabeza. Creo que me voy a tener que mudar de nuevo.







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