Vivimos el duelo y el dolor nos asalta sin pedir permiso.
La vida discurre cotidiana y de repente! un olor, un sonido, un espacio, la sensación viva y repetida de un hecho acaecido, un sentimiento revivido me invade y me llena de una serena nostalgia. Entonces paro el tiempo y te saludo papá y te agradezco todo lo compartido y vivido contigo.
Es una bola, una amalgama de existencia en la que se difuminan dibujándose acontecimientos de nuestra vida, en todas las edades, en todos los tiempos, en todos los espacios...
No cambio por nada ese estado que me conecta contigo para la eternidad y que es promesa de un encuentro cercano tras esta vida apenas un soplo.
Nos reuniremos ahí, en esa dimensión donde no hay que estudiar el amor para distinguirlo de otros sentimientos, ahí donde el amor se manifiesta sin más porque más no hay.
Nos encontraremos en el encuentro con nuestra esencia.
Te quiero papá.
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