Estoy
de regreso… todavía no me lo creo... pensé que lo haríamos
juntos … Siento tu pérdida... siento tu pérdida... siento tu
pérdida… tantas voces distintas, tanto dolor por tu muerte, tantos
pésames igualmente repetidos resuenan en mi cabeza igual que
resuenas tu, tus besos, tus te quiero… No llegaste a tiempo, con
las ganas que tenías… Desde aquel fatídico 13 de mayo del 71 en
el que tuvimos que coger la maleta, la rabia y la vergüenza y subir
a aquel tren que casi perdemos. ¡Menudo viaje! Más de tres días
subiendo y bajando del FEVE y de autobuses para llegar a Francia...
Me dan arcadas sólo al recordarlo. Fue el viaje de las bolsas de
plástico, no dejé de devolver en ninguno de los tramos, que mal me
sentaba viajar y, por qué no decirlo claro, el embarazo.
Aún
se me llenan los ojos de lágrimas cuando pienso en la cara de padre
el día que se lo dije, dieciocho años, muerta de miedo, de
vergüenza, de náuseas… Madre me dejó sola , ella lo sabía , yo
buscaba su complicidad y así y todo tuve que pasar por el trago de
decírselo a pelo, sin nadie que suavizase el golpe…ella no podía
apoyarme, lo entiendo... El recuerdo de su cara me acompaña desde
hace treinta y cuatro años, cada día, en Londres, donde vivimos,
puedo decir que exiliados . Me echaron de casa, el mismo día que
supieron que estaba embarazada. Yo lo entendía, era una deshonra
para ellos, no podía seguir en el pueblo. ¡Qué críos éramos!…
¡Qué España aquella!
-
Por favor señora, se tiene que abrochar el cinturón, vamos a
despegar - La azafata consigue que pise suelo, que recuerde que
vuelvo a España, muchos años después, sintiéndome como me
sentiría ante un pelotón de fusilamiento. Sola. Sé que en España
han cambiado las cosas. Que el pueblo se modernizó. Que tener un
hijo hoy, siendo soltera, ya no es lo mismo… pero para mi es igual.
Mis padres siguen siendo los mismos que me echaron. Los mismos que
renegaron de mi y de lo que llevaba en mis entrañas. Los mismos que
no me llamaron nunca , que nunca preguntaron por su nieto. Los
mismos que veo cada día con cara de decepción y de, ésto no me lo
esperaba de ti… Vuelvo sola a ponerme frente a ellos. Me hubiera
gustado hacerlo contigo pero… la muerte tiene su propio reloj.
-En
cinco minutos tomaremos tierra en el aeropuerto de Madrid Barajas.
Mantengan los cinturones y el respaldo de sus asientos… - ¡Qué
barbaridad ! Madrid es impresionante. Pensar que nunca estuve...
Igual me pierdo en el aeropuerto … aquí llevo escrito lo que tengo
que hacer… Pedro quería venir conmigo pero, es algo que tengo que
hacer yo sola… ¿Le gustará a padre que le pusiera su nombre? Es
su único nieto y … este maldito nudo en la garganta… No voy a
llorar, no, no, respira... tengo que ser fuerte... respira...
respira... respira…
No
dije a nadie que vuelvo... no habrá nadie esperándome, me hubiese
gustado pero si lo digo y no vienen … Mejor la sorpresa.
El
aire cálido de Madrid me da en plena cara con una mezcla explosiva
de olores conocidos. Tiro de la maleta frente a la fonda en la que me
dejó el taxista y, antes de preguntar nada, entro a comer en el
restaurante que excitó mi apetito. Huele a la España que recordaba.
Suena a la misma algarabía . Sentada en un rincón de blanco mantel
cierro los ojos para no perderme ninguno de aquellos aromas: caldos,
guisos, sofritos, ajillos, cocidos, churros… Estoy en casa, veo las
comidas que huelo a oscuras, son las de mi infancia, las que hacía
mi madre, y, esta música ...Quiero vivir, quiero gritar, quiero
sentir, el universo sobre mi. Quiero correr en libertad. Quiero…
-¿Qué
va a comer?- Abrí los ojos sin siquiera darme cuenta que estaba
llorando. El camarero me mira con dulzura – Tenemos un cocidito
quitapenas que le va a sentar a las mil maravillas. También puede
haber un abrazo de gitano, si lo necesita, de postre ¡claro! … -
La verdad es que reviví sólo con el cocido. El camarero un ángel
disfrazado ¡si aquella mesa hablase…! por la noche eché y eché y
eché … todo lo que había pasado, todo lo que quería decirle a
padre, todo, todo. Todo lo eché sobre un desconocido… ¡Qué
acogida me sentí! Hablaba con mi lengua , escuchaba con mis
emociones, empatizaba conmigo...
Al
día siguiente, al subir al tren, ya no era la misma que saliera de
Londres, era más feliz.
El
paisaje castellano no me decía nada pero las conversaciones … las
disfruté haciéndome la dormida para no ser interrumpida. Oía mi
idioma, tanto y a tantos a la vez...¡Cuanta vida iba en aquel vagón!
Palpaba las ilusiones, el compartir, la colaboración, el cambio, la
esperanza… creo que sólo alguien de fuera puede captar esto, se
contagia sin que hagas nada... España es un estado de ánimo, eso es
lo que es.
Al
entrar en Galicia me centré en el paisaje, en los pueblos, en las
personas que subían… todo resultaba familiar. Algunos podían ser
incluso conocidos míos. Ser hijos de mis amigos de entonces. El
corazón se me aceleraba con el latir de la tierriña, con la
proximidad del encuentro .
Fui
la única que se bajó en mi parada. El andén estaba vacío,
agradecí el orballo dándome la bienvenida. Tardé en coger un taxi,
quería empaparme de aquel cielo que tanto había mirado y al que
tanto había implorado. Volvía del exilio , no sabía si las puertas
de mi casa se abrirían. Miré a lo alto, me abandoné a sus
designios y entré purificada en aquel taxi que me llevó hasta la
casa de mis padres. Iba repitiendo en silencio las palabras que iba a
decir. Lo que también diría si no me abriesen, si no quisieran
escucharme… el taxista tuvo que oír mi corazón ¡Cómo latía!
Ante
la puerta dudé. El timbre tensó mi gesto. La espera fue eterna, los
segundos no pasaban… Cuando vi a madre en la puerta, no hubo
palabras, nos reconocimos, sin más, y sin más nos abrazamos como si
nunca me hubiese ido. Como si no hubiera pasado el tiempo. Como si
volviera a los dieciocho años pero ambas con la lección aprendida.
Con padre pasó lo mismo. Qué orgulloso se puso al saber de Pedro…
Me quedo en España, en mi casa, con los míos… ¡Cuánto tiempo a
recuperar!
Según
encontraba a conocidos y sabían de tu muerte, el “te acompaño en
el sentimiento,” tan distinto al “siento tu perdida” de los
ingleses, hizo que recordase que no estoy sola, que conmigo caminan
mis amigos, mis vecinos. Que formo parte de una cultura y de un
pueblo que avanza ayudándose los unos a los otros… vamos, que
estoy orgullosísima de ser española y que aquí quiero seguir
viviendo, este es mi sitio
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