Abuela
¿de dónde eres?...¡ Cómo son estos chiquillos…! Si, claro que
cansan pero qué bien me lo paso con ellos… pensar que no entraban
en mis planes… ni si quiera de futuro, no, la verdad es que nunca
me vi como abuela. Lo reconozco, tenía cierto rechazo... si, si, lo
tenía ¡Abuela! Quizá fuera la palabra… Me veía muy mayor,
vieja, con esa edad en la que sólo estás para cuidar nietos
revoltosos y malcriados... chocheando…¡qué carajo! Me veía
decrépita, hasta con la baba cayendo… ¡qué equivocada estaba! .
Con ellos estoy en otro mundo... bueno, es el mismo pero tan
distinto… más guapo… y que listos son. Cuando estoy con ellos lo
veo todo sencillo pero le doy tantas vueltas al coco…ellos me
ayudan a entenderme, quizá… si, me entiendo mejor… doy muchas
vueltas pero lo acabo simplificando, si, tiene que ser éso… Vivir
es bastante más sencillo… ya me estoy enrollando otra vez, como
cuando ayer jugaba con mi nieta... Estaba con ella, despreocupada,
sin más, y va y me pregunta : “Abuela, de dónde eres?”. Con lo
sencillo que sería contestar lo obvio, como todos… yo también lo
hice, si ¡claro! A los ocho años, si se pregunta algo tan concreto,
se espera, al menos, una respuesta igual de concreta pero... en
alguna parte de mi se quedó ese interrogante enganchado y ya no pude
dejar de darle vueltas… empecé a pensar en que me parieron aquí
pero crecí en muchos sitios, que lloré en muchos brazos y además
que bailé en pueblos apenas conocidos, como aquel de Cáceres cuando
fuimos de vacaciones en el año… ¡Céntrate!... ser de un
lugar…puede significar quizá que soy de la cuna que meció mis
sueños... del parque que miraba cada día desde el dormitorio o del
que corría y saltaba de niña por entre columpios… quizá que soy
del colegio que me formó... de la calle que subí y bajé millones
de veces ... de la iglesia que despertó esa generosidad que se
resistía a aflorar… del aire que respiré, del bullicio que no
siempre me dejaba dormir a pierna suelta, de la lluvia, del sol, del
viento… ¡Cómo sonaban los inviernos desde la cama!… O del
paraguas que no podía dejar en casa porque, si no llovía, siempre
amenazaba … ¡qué infancia más plomiza tuvimos…!
Tal
vez soy de aquella casa siempre llena de hermanos, padres, tíos,
amigos… siempre llena de algarabía, movimiento, de olores,
portazos...de televisión encendida tarde y noche hasta “El alma se
serena”, el himno de España y la bandera ondeando entre nubes con
distintos tonos de gris y mucha nieve... O de la misma casa llena de
música, canciones, risas, llantos, juegos, carreras… de patines
por el pasillo, de programas de radio en la cocina con caldera de
carbón y mesetas calientes, con armarios a tope, cajones revueltos…
-Hoy quiero ver el cajón de los calcetines ordenado- Aún veo a mamá
con el dedo levantado… la casa donde esperábamos inquietas frente
al baño haciendo cola, la del espejo compartido con mis hermanas, la
de los vasos de cola-cao en la mesa de la cocina mientras del
tostador salían rebanadas de pan y olor a merienda con mantequilla…
puede que también sea de la comida que me dieron… y de la que me
obligaban a comer y, quizá también, de la que cogía a escondidas
trepando por las baldas de la despensa...
O
a caso soy de la lengua que hablo desde que soy capaz de recordar, de
las palabras con las que pienso, hablo, escribo, o de las que siempre
oigo, aunque no quiera y, a veces, hasta escucho ...De los libros que
aún hoy tapizan mis estanterías... ¡qué de polvo cogen! … el
lunes le diré a Carmen que los limpie… O del diccionario que a
menudo mi padre consultaba y nos leía en alto durante la comida…
igual sólo era cuando estábamos juntos, aunque no comiésemos...no
lo recuerdo bien, sólo lo veo a el con el tomo en la mano, muy
serio, leyendo definiciones... palabra de Real Academia de la
Lengua…ninguno gurgutaba, estábamos como a Misa. Puede que sea
también de las palabras que inventábamos, que me llenaban de
orgullo porque sólo con los míos compartía significado… De las
que escribía en aquel diario que pensaba que nadie conocía y que
sólo contaban chorradas … bueno, entonces no lo eran…¿ catorce
años? ... ¡Cómo pasó todo! … Un soplo ¡Dios!
Quizá
soy de los libros que forjaron mi adolescencia... también de los que
leí a escondidas, en el baño o bajo las sábanas con una linterna
para que no me delatase… de los de texto pesando, de lunes a
sábado, sobre mi cuerpo bastante enclenque entonces … si, los
sábados por la mañana íbamos al colegio...teníamos poco tiempo
libre para leer otros libros llenos de fantasía, amores,
aventuras…yo los leía todos.
Puede
que también sea de aquellos praos de domingo, tortilla de patata,
filete empanado... mil yerbas y mil eucaliptos los llamábamos… o
del de la casa del árbol con luciérnagas veraniegas, canciones de
sobremesa, mesa alargada, paella... chiquillos haciendo la bomba en
la piscina, baldosas de pizarra que, con los pies mojados, resbalaban
hasta caer de culo… del prao de las fiestas familiares, de los
encuentros con amigos, de la copona de coñac caliente que rulaba de
boca en boca, del de las despedidas de soltero, bodas, primeras
comuniones y bautizos…del de los cumpleaños casi semanales,
compra, limpieza y cada uno a dormir a su casa… Y hasta mañana...
Un día, otro y otro...un verano, otro y otro… Y hasta mañana…
cuarenta y tantos años compartiendo verano … También soy de ese
prao... si... sobre todo de ése… Claro que soy de mi familia, del
pueblo que me vio nacer y crecer, del momento histórico en el que me
parieron, de la comunidad que me asturianizó , del país que me
impregnó de su cultura y me situó de forma peculiar en este mundo
... también soy de esas otras familias con las que conviví, de esos
otros pueblos y comunidades que me acogieron y en los que, quiero
pensar, quedó algo de mi cuando después de años decidí regresar…
Soy de mi pareja, de mis hijas, de los nietos, de los amigos…
Si,
soy de todo y de nada, de todos y de ninguno, pero todo ello fue
necesario para ser quien soy … todos me enseñaron a amar amándome,
quizá también tratándome sin amor… no lo tengo claro (tendré
que darle una vuelta en otro momento) pero sé que con todos ellos
aprendí a amar y sigo haciéndolo. En este arte no me graduaré
nunca, lo puedo asegurar, ya le di vueltas al tarro el otro día que
Jorge discutía con Paula por algo de novios… no me acuerdo muy
bien cómo llegué hasta aquí… pero sé, con toda seguridad, que
siempre puedo amar más ...
Soy
de dónde viví y vivo, así de sencillo… Igual fue lo que le dije
a mi nieta sin apenas pensarlo antes ...tendré que preguntarle …
Lo tengo claro, si, ahora si sé de dónde soy… ¡Qué chiquillos!
estoy deseando que me los vuelvan a traer. Una bendición del cielo…
si, éso son los nietos… sin ellos no estaría completa, sería
otra mujer ... gracias por hacerme abuela, chicas… Os quiero mucho.
¡Anda! parece que va a llover… ¿vendrán hoy?... Tengo que
acordarme de recoger la ropa … o quizá salga el sol...
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