Parece que va a llover... o quizá salga el sol - Marga Pérez

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Abuela ¿de dónde eres?...¡ Cómo son estos chiquillos…! Si, claro que cansan pero qué bien me lo paso con ellos… pensar que no entraban en mis planes… ni si quiera de futuro, no, la verdad es que nunca me vi como abuela. Lo reconozco, tenía cierto rechazo... si, si, lo tenía ¡Abuela! Quizá fuera la palabra… Me veía muy mayor, vieja, con esa edad en la que sólo estás para cuidar nietos revoltosos y malcriados... chocheando…¡qué carajo! Me veía decrépita, hasta con la baba cayendo… ¡qué equivocada estaba! . Con ellos estoy en otro mundo... bueno, es el mismo pero tan distinto… más guapo… y que listos son. Cuando estoy con ellos lo veo todo sencillo pero le doy tantas vueltas al coco…ellos me ayudan a entenderme, quizá… si, me entiendo mejor… doy muchas vueltas pero lo acabo simplificando, si, tiene que ser éso… Vivir es bastante más sencillo… ya me estoy enrollando otra vez, como cuando ayer jugaba con mi nieta... Estaba con ella, despreocupada, sin más, y va y me pregunta : “Abuela, de dónde eres?”. Con lo sencillo que sería contestar lo obvio, como todos… yo también lo hice, si ¡claro! A los ocho años, si se pregunta algo tan concreto, se espera, al menos, una respuesta igual de concreta pero... en alguna parte de mi se quedó ese interrogante enganchado y ya no pude dejar de darle vueltas… empecé a pensar en que me parieron aquí pero crecí en muchos sitios, que lloré en muchos brazos y además que bailé en pueblos apenas conocidos, como aquel de Cáceres cuando fuimos de vacaciones en el año… ¡Céntrate!... ser de un lugar…puede significar quizá que soy de la cuna que meció mis sueños... del parque que miraba cada día desde el dormitorio o del que corría y saltaba de niña por entre columpios… quizá que soy del colegio que me formó... de la calle que subí y bajé millones de veces ... de la iglesia que despertó esa generosidad que se resistía a aflorar… del aire que respiré, del bullicio que no siempre me dejaba dormir a pierna suelta, de la lluvia, del sol, del viento… ¡Cómo sonaban los inviernos desde la cama!… O del paraguas que no podía dejar en casa porque, si no llovía, siempre amenazaba … ¡qué infancia más plomiza tuvimos…!

Tal vez soy de aquella casa siempre llena de hermanos, padres, tíos, amigos… siempre llena de algarabía, movimiento, de olores, portazos...de televisión encendida tarde y noche hasta “El alma se serena”, el himno de España y la bandera ondeando entre nubes con distintos tonos de gris y mucha nieve... O de la misma casa llena de música, canciones, risas, llantos, juegos, carreras… de patines por el pasillo, de programas de radio en la cocina con caldera de carbón y mesetas calientes, con armarios a tope, cajones revueltos… -Hoy quiero ver el cajón de los calcetines ordenado- Aún veo a mamá con el dedo levantado… la casa donde esperábamos inquietas frente al baño haciendo cola, la del espejo compartido con mis hermanas, la de los vasos de cola-cao en la mesa de la cocina mientras del tostador salían rebanadas de pan y olor a merienda con mantequilla… puede que también sea de la comida que me dieron… y de la que me obligaban a comer y, quizá también, de la que cogía a escondidas trepando por las baldas de la despensa...

O a caso soy de la lengua que hablo desde que soy capaz de recordar, de las palabras con las que pienso, hablo, escribo, o de las que siempre oigo, aunque no quiera y, a veces, hasta escucho ...De los libros que aún hoy tapizan mis estanterías... ¡qué de polvo cogen! … el lunes le diré a Carmen que los limpie… O del diccionario que a menudo mi padre consultaba y nos leía en alto durante la comida… igual sólo era cuando estábamos juntos, aunque no comiésemos...no lo recuerdo bien, sólo lo veo a el con el tomo en la mano, muy serio, leyendo definiciones... palabra de Real Academia de la Lengua…ninguno gurgutaba, estábamos como a Misa. Puede que sea también de las palabras que inventábamos, que me llenaban de orgullo porque sólo con los míos compartía significado… De las que escribía en aquel diario que pensaba que nadie conocía y que sólo contaban chorradas … bueno, entonces no lo eran…¿ catorce años? ... ¡Cómo pasó todo! … Un soplo ¡Dios!

Quizá soy de los libros que forjaron mi adolescencia... también de los que leí a escondidas, en el baño o bajo las sábanas con una linterna para que no me delatase… de los de texto pesando, de lunes a sábado, sobre mi cuerpo bastante enclenque entonces … si, los sábados por la mañana íbamos al colegio...teníamos poco tiempo libre para leer otros libros llenos de fantasía, amores, aventuras…yo los leía todos.

Puede que también sea de aquellos praos de domingo, tortilla de patata, filete empanado... mil yerbas y mil eucaliptos los llamábamos… o del de la casa del árbol con luciérnagas veraniegas, canciones de sobremesa, mesa alargada, paella... chiquillos haciendo la bomba en la piscina, baldosas de pizarra que, con los pies mojados, resbalaban hasta caer de culo… del prao de las fiestas familiares, de los encuentros con amigos, de la copona de coñac caliente que rulaba de boca en boca, del de las despedidas de soltero, bodas, primeras comuniones y bautizos…del de los cumpleaños casi semanales, compra, limpieza y cada uno a dormir a su casa… Y hasta mañana... Un día, otro y otro...un verano, otro y otro… Y hasta mañana… cuarenta y tantos años compartiendo verano … También soy de ese prao... si... sobre todo de ése… Claro que soy de mi familia, del pueblo que me vio nacer y crecer, del momento histórico en el que me parieron, de la comunidad que me asturianizó , del país que me impregnó de su cultura y me situó de forma peculiar en este mundo ... también soy de esas otras familias con las que conviví, de esos otros pueblos y comunidades que me acogieron y en los que, quiero pensar, quedó algo de mi cuando después de años decidí regresar… Soy de mi pareja, de mis hijas, de los nietos, de los amigos…

Si, soy de todo y de nada, de todos y de ninguno, pero todo ello fue necesario para ser quien soy … todos me enseñaron a amar amándome, quizá también tratándome sin amor… no lo tengo claro (tendré que darle una vuelta en otro momento) pero sé que con todos ellos aprendí a amar y sigo haciéndolo. En este arte no me graduaré nunca, lo puedo asegurar, ya le di vueltas al tarro el otro día que Jorge discutía con Paula por algo de novios… no me acuerdo muy bien cómo llegué hasta aquí… pero sé, con toda seguridad, que siempre puedo amar más ...

Soy de dónde viví y vivo, así de sencillo… Igual fue lo que le dije a mi nieta sin apenas pensarlo antes ...tendré que preguntarle … Lo tengo claro, si, ahora si sé de dónde soy… ¡Qué chiquillos! estoy deseando que me los vuelvan a traer. Una bendición del cielo… si, éso son los nietos… sin ellos no estaría completa, sería otra mujer ... gracias por hacerme abuela, chicas… Os quiero mucho. ¡Anda! parece que va a llover… ¿vendrán hoy?... Tengo que acordarme de recoger la ropa … o quizá salga el sol...


 

 

 

 

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