El curso estaba siendo atípico y la confluencia de ciertos niños en una misma aula resultaba todo un reto. En la clase del viernes había explicado el número Pi, comenté por encima su utilidad y de donde surge, pero los niños andaban más pendientes del posible sonido de la campana que a mis explicaciones. Lo entendí perfectamente, en la última hora semanal siempre se encuentran más cansados, teniendo previsto retomar el tema el lunes a primera hora.
Dibujé en el encerado el signo matemático del número Pi preguntando a Raúl su significado.
-Mejor pregunte a Yang Hua porque no sé chino, contestó.
La clase entera rio y Yang Hua mirando fijamente el símbolo negaba con la cabeza. Aclaré que no era chino sino el número Pi.
-No puede ser, no es un número y si una letra, dijo Raúl.
- ¿De qué te suena 3,1416? Le pregunté.
- ¡Anda! ¿cómo sabe la combinación de la caja fuerte de mi padre?
La clase volvió a reír, dejé el tema por imposible y pasé a preguntar a Fermín.
- ¿Qué te recuerda el número 166,386?
-El número de pedos que mi hermano se tira y contabiliza por prescripción médica.
No pude aguantar un gesto serio y todos en clase reímos a carcajadas. Entre tanto alboroto me costó explicarles que 166,386 pesetas equivalen a un euro.
¡Qué difícil me lo están poniendo!
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