No
hace falta que me traigas un regalo
cada
día. No hace falta que me prepares la cena cuando llego cansada de
trabajar. No hace falta que me llames al móvil a todas horas para
preguntarme cómo estoy. No hace falta que reserves las vacaciones en
ese lugar a dónde siempre quise ir. En resumen, no hace falta que me
prestes ninguna atención, ninguna. No lo hiciste en su día y ahora
ya es tarde. Tú y yo no podremos ser ni amigos. Todavía me duelen
los golpes y no cederé al chantaje
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