Los desaparecidos - Cristina Muñiz Martín


                                       


Una cochorte de romeros se dirigía hacia la ermita de “Los desaparecidos”. Años atrás, cinco niños habían desaparecido en el bosque cercano y prohibido y, desde entonces, todos los aniversarios, sus voces suplicando auxilio rebotaban contra los muros de la ermita. Candela no creía en esa historia de viejas y curas y no entendía por qué su abuela la había obligado a ir a esa estúpida procesión. Su prima Alba y ella intercambiaban miradas de agobio mientras iban retrocediendo hasta quedar a la cola de la peregrinación. Al llegar a un recodo del camino, disimularon con atarse los cordones de las zapatillas de deporte y, sin ser vistas, se internaron en el bosque. Un año después, los romeros volvieron a dirigir sus pasos a la ermita para rezar por las almas de las siete voces que, suplicando auxilio, rebotaban contra sus muros.



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