Me
han robado el sol, la vida, la esperanza, la ilusión...
Miro
por la ventana y todo está nublado y gris. Ya no espero nada del
futuro. Sentado en el sofá me aíslo del mundo, rodeado por un muro
de soledad y dolor que cada vez es más y más alto. Los ladrillos se
añaden de forma casi mágica, unidos por mis lágrimas, y me ocultan
la luz.
Quizá
es mejor así. No ver nada, no sentir nada. Porque todo me da igual.
Después
de tantos años, te fuiste de mi lado, muy lejos, y mi corazón casi
se detuvo, queriendo acompañarte.
Siempre
juntos, prometimos. Pero aquella promesa no se ha cumplido.
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