-Quiero ser
equilibrista – le respondí a mi padre cuando, cumplidos los
dieciocho, me preguntó hacia dónde quería dirigir mis pasos.
Puso cara de
póker y me dijo que no fuera tonta, que estaba hablando de estudiar,
de tener una profesión. Le contesté entonces con la mejor de mis
sonrisas que quería ser jinete y correr en las carreras de
caballos, esas que tanto le gustaba a él ir a ver al selecto club al
que pertenecía. De nuevo no le pareció bien mi decisión y de nuevo
tuve que pensar en mi futuro.
-Pues.... seré
cantante de canciones infantiles, como El patio de mi casa,
Susanita tiene un ratón y todas esas.
Papá ya estaba
cabreado y a mi me encantaba verlo así. Siempre fui una rebelde y
disfrutaba provocándole. Al final todo se quedó en tablas. Estudié
Magisterio por estudiar algo y ahora trabajo en un circo haciendo
equilibrios al lomo de un caballo mientras canto alguna canción,
infantil o no, da lo mismo. Es mi modo de ganarme la vida y me hace
feliz, aunque papá opine que no estoy en mis cabales.
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario