Silencio - Marian Muñoz


                                           Resultado de imagen de celda de un monasterio
De la serie "Relatos sobre una cuarentena"


Mis oídos huyen de ti y a la vez te buscan.

Esa paz disfrutada tantos años
compañera en mi quehacer diario,
permitiendo reencontrarme conmigo mismo
a la par que ofrecerme a mis semejantes desconocidos
y ahora, debido al paso de los días vividos,
me resulta negado.


El crujir de mis huesos al levantarme cada mañana,
mi respiración entrecortada mientras me visto,
la suela de mis zapatillas cuando camino,
te he perdido, he perdido al silencio
y será difícil volver a su encuentro.


Pero estos ruidos internos que provocan los tinnitus
no son peores que el silencio de estos días en los cementerios,
en los pabellones de hielo donde reposan cientos de féretros,
con quienes eran personas hasta hace un momento
y que ni siquiera te sentirán, silencio,
porque para ellos el tiempo se ha agotado,
han hecho solos el viaje eterno
y a sus familias quedará el desconsuelo
del tiempo perdido sin ellos,
sin sus sonrisas o sus lamentos,
pero sobretodo sin su presencia ni acompañamiento.


Desde la celda de mi monasterio,
rezo por todos ellos,
rezo por mis sonidos para que dejen de ser tan tercos
y se aplaquen uno a uno,
o cuando Dios disponga de ello,
pero por lo que si rezo
es porque el silencio me envuelva,
y no a ellos.




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