Cuando era pequeña, una niña quiero decir porque aún hoy soy pequeña, mi padre me regaló un día un caleidoscopio.
Pura artesanía!!El era cristalero trabajaba entre cristales coladores de luz para estancias, coches y....almas
Sus manos de artista montaron el artilugio. Lo rellenó de trocitos de gomas de colores. Aquellas gomas con las que mamá ataba mis cabellos en dos graciosos moñitos en mi cabeza.
Supongo que le hizo muy feliz mi cara de asombro al mirar en el tubo caleidoscópico
Magia!!, eso era, magia...de otra manera no podía explicarse la belleza y perfección de las formas geométricas en continuo movimiento y cambio.
Esa magia me acompañó durante muchos años y creo que también aquella inocencia.
Un día perdí ambas en los avatares de la vida. Pero en un tiempo de profunda introspección, aceptación y cambio volví a recobrarlas y también fue junto a él. Una enfermedad larga y difícil que sin embargo, nos dejó, me dejó una gran lección de crecimiento y amor.
Recuperé en mi memoria y en mi corazón toda la explosión de los colores y formas de aquel caleidoscopio. Y cuando más brillaba, él, mi padre, nos dijo adiós. Se fue a la eternidad con la misión cumplida y dejándonos un gran legado de amor y perdón.
Ahora disfruta de su libertad y en las noches cuando las estrellas juegan a hacer mil guiños, nos saluda amoroso y protector como los colores de aquel caleidoscopio.
Gracias a todos los que compartisteis aquel primer caleidoscopio, los avatares que vinieron luego y sobre todo esta última etapa de deterioro y enfermedad .
Que la belleza del caleidoscopio que me dejó os acompañe siempre.
Te quiero papá.
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