Mientras ellos discutían por algún detalle de mayores, que a él siempre se le escapaba, fijó su mirada en un precioso globo verde. Se soltó de la mano de su madre y lo siguió. Perdió el globo de vista, pero encontró un gran oso blanco, que también se escondió en algún rincón de la feria. Un perro verde lamió su mano, que antes había agarrado la de su madre. Persiguiendo un avión de brillantes alas rojas, unos padres con caras pálidas denunciaron la desaparición de un niño rubio, de grandes ojos, que se había perdido en su mundo de azules.
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