Mañana podrá comprarle sus malditos cuadernos, esa mochila extragrande con la cara de su cantante favorita, la sudadera más cool y el dichoso uniforme escolar. Que la adora, nadie lo pone en duda. Es su hija. Todo es por y para ella.
Lo que no soporta son esos audios, de tonito despectivo, que su exmujer le envía tras el de su hija.
Siempre odió los audios eternos del whatsapp; los señalaba como motivo de divorcio cuando se iba de cañas con los amigos después de cada partido.
Ahora, cada vez que tiene que escuchar uno, se le cae todo el equipo encima.
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