A mi mamá desde
niña
le gusta mucho el teatro
y los viernes siempre va
a la función de las
cuatro
Pero hace poco una amiga
le propuso una función
de una compañía distinta
que molaba mogollón.
Son distintos, rompedores
de lo más original
fíjate que en vez de
sillas
te sientan en un orinal.
No comprendió bien mi
madre
como eso podía molar
pero decidió acudir
para poder opinar.
El lugar eran un recinto
sucio y hasta maloliente
y la gente que allí
estaba
no parecía muy corriente.
En el escenario había
un bacín y dos letrinas
y rondando sin control
unas dos o tres gallinas.
Salieron unos actores
luciendo gruesos mostachos
uno era tuerto y cojo
y dos estaban borrachos.
Cuatro traían en sus
brazos
unos cebados gorrinos
y otro que los presentó
dijo que eran sus sobrinos
A esas alturas mi madre
ya estaba muy mosqueada
aquello era una locura
que no le gustaba nada.
Una muchacha salió
a saludar a la gente
elogiando el mal olor
que reinaba en el ambiente
Dijo que la obra en
cuestión
era homenaje al olor
pero no al de los perfumes
sino al que huele peor.
Al olor de los sobacos
de las cacas de gallinas
de los cerdos bien cebados
y las flatulencias finas.
Estos actores humildes
les daremos un concierto
tirándonos unos pedos
de esos que huelen a
muerto.
Mi madre más que alterada
ante tal ordinariez
abandonó su orinal
y dijo en tono soez.
Son ustedes unos guarros
unos marranos, cochinos
aunque con esta función
se crean ustedes muy
finos.
No creo que a nadie le
guste
este olorcillo asqueroso
huele a caca de gallina,
de humanidad y hasta de
oso.
Así que yo me despido
de esta pandilla de memos
que en el Palacio Valdés
si que actúan actores
buenos
y con un poco de suerte
llego a tiempo a la
función
que hoy representan a
Lorca
y me provoca emoción.
Así dijo adiós mi madre
al teatro alternativo
ella opina que el de
siempre,
ese es más entretenido
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