Cuando no haya nadie - Esperanza Tirado

                                  

 


Su reflejo le espera, impaciente, al otro lado del espejo. Lo que ve es tan seductor que la tentación de salir de su incómoda zona de confort le gana el pulso a sus muñecas marcadas de mil y una cicatrices.

Despacio, va entrando. Le gusta lo que siente. Calma, silencio, el dolor no martillea sus sentidos…

-¡Maria! ¡Hora de cenar!

El hechizo se rompe. el dolor regresa. Ya volverá a intentarlo cuando no haya nadie que le grite.

 

 

 

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