Pareciese que la luna llena haya traído estas últimas noches rayos de limpieza y sanación. Desapareció del espíritu de Angela la agitación, el odio, la rabia. En el último mes toda su vibración se había vuelto oscura. Improperios que nunca pertenecieron a su ánimo se habían adueñado de ella y no era difícil adivinar en su mirada y en la energía que expandía su aura la toxicidad de sus sentimientos. "Me cago en todos sus muertos", "¡Que ganas de repartir hostias!"...y otros que mejor no expresar... Los reveses vividos la habían arrancado de su intención y voluntad de comprender todo cuanto sucede en la vida como lo más conveniente para la evolución de nuestra raza hacia la esencia inherente y propia.
Era consciente de como se había convertido en embajadora de la destrucción de la vida y de su esencia...el amor. Se reconoció del lado de los oscuros, reforzando la negrura. Y en esa consciencia abrazó su estado envolviéndose en el silencio de sus quejas y apagando el afanado trabajo de su mente encendida con adrenalina y dopamina efervescente y ponzoñosa. Y cuando el amor conspira...el Universo conspira también. Y llegó la luna plena de claridad y serenidad y entre fulgores y destellos las envió a sus sueños y bañó su alma. Y desde la PAZ, comprendió, se perdonó...y amó
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